En el artículo anterior, la goma saltarina, explicamos un juego sencillo con un elástico en el que la goma saltaba mágicamente desde los dedos índice y medio o los dedos anular y meñique.
En el truco de hoy no os vamos a explicar el secreto, lo debéis descubrir vosotros.
Efecto:
El truco consistirá en que el mago colocará la goma entre los dedos anular y meñique…
cerrará el puño, dará un soplido mágico…
y la goma saltará hasta los dedos índice y medio.
Exactamente, al revés que el efecto de la goma saltarina,
No tiene que ser muy difícil para vosotros. En cualquier caso próximamente os diremos, paso a paso, cómo se hace. Pero no dejéis de intentarlo, merece la pena el pequeño esfuerzo.
Consideraciones teóricas de la magia
Hacer magia no consiste en tener dedos rápidos. Algunos juegos sí, pero son los menos, y además ni siquiera son los mejores. Consiste más bien en ardides psicológicos y sutilezas insospechadas.
Una de las mejores virtudes de la magia es la capacidad de estímulo mental que tiene. Muchas veces el mago aficionado se pierde esta parte porque le dan el truco que quiere aprender todo resuelto. No tiene que pensar nada. Por eso siempre es mejor leer el efecto de un truco, y a continuación intentar, antes de ver la explicación, encontrar el secreto. Quizás halles una solución mejor, por qué no.
Los magos profesionales nos enfrentamos continuamente con este reto, cuando inventamos un juego, una técnica, una ardid, debemos buscar todas las soluciones para quedarnos con la más insospechada, y luego construiremos a su alrededor un entramado de acciones, gestos, palabras, sutilezas, para que el público no pueda ni siquiera llegar a percibir la existencia del truco.
La magia así vista es un desafío intelectual que ayuda a ver la vida de otra manera. Ayuda a afrontar los problemas cotidianos desde otra perspectiva, fuera de lo habitual. Ayuda a no rendirse hasta que encontremos la solución idónea. Después de mucho pensar siempre llegaremos a la solución, tardemos lo que tardemos, que paradójicamente siempre suele ser la más sencilla y directa.
La magia es un desafio intelectual que durante la historia ha atraido a mentes preclaras que vieron en ella algo más que un mero entretenimiento. Orson Welles, Georges Méliès, Martin Gardner, se cree incluso que lo fueron Leonardo da Vinci y Albert Einstein.
¿Hace falta pues ser un genio para ser ilusionista? Claro que no. Basta simplemente con amar la magia, un arte que nos permite jugar con la habilidad de los dedos y con la habilidad de la mente. Pocas aficiones posibilitan esto.
Otro reto
Si has conseguido hacer el juego de la goma saltarina II, ¿por qué no te inventas tú, el de la goma saltarina III?
Te proponemos que te inventes un efecto, parecido, usando 2 gomas de colores distintos. Seguro que lo consigues.
